Estamos muy emocionadas de compartir con ustedes los cambios clave que nos ayudaron a mejorar nuestro rendimiento y alcanzar nuestras mejores marcas. Durante años, nos hemos enfrentado a retos, caídas y frustraciones, pero también hemos aprendido muchas lecciones valiosas que hoy queremos compartir con ustedes.
En 2018, nos encontramos atrapadas en un ciclo de estancamiento. Cada pocas semanas nos desmotivábamos, nos frustrábamos y, en ocasiones, nos deteníamos por completo. Este proceso afectaba nuestra confianza y capacidad de dar lo mejor en cada entrenamiento. Pero decidimos cambiar y comenzar a trabajar de forma más inteligente en nuestros objetivos dentro del running y el triatlón. Después de implementar algunos ajustes en nuestra rutina, ¡los resultados fueron sorprendentes!
Hoy queremos contarles cómo lo hicimos.
1. Estructura de Entrenamiento Inteligente
El primer cambio que hicimos fue organizar nuestros entrenamientos de forma más estratégica. No se trata solo de entrenar más, sino de entrenar mejor. Establecimos una estructura clara, asignando días para sesiones de velocidad, días de carrera larga y, por supuesto, para la recuperación. Esto nos permitió evitar el agotamiento y, lo más importante, prevenir lesiones. Un plan bien pensado hace toda la diferencia.
2. Redefinir las “Carreras Suaves”
Antes, tendíamos a correr nuestras "carreras suaves" demasiado rápido, pensando que no necesitábamos frenar el ritmo. Esto afectaba nuestra capacidad de recuperación y, a largo plazo, nuestro rendimiento general. Aprendimos que correr a un ritmo cómodo, donde podemos mantener una conversación sin dificultad, es clave para permitir que nuestros cuerpos se recuperen y estén listos para el siguiente entrenamiento intenso.
3. Priorizar el Sueño y la Recuperación
El descanso es tan importante como el entrenamiento. Nos dimos cuenta de que no podíamos seguir rindiendo al máximo si no dormíamos lo suficiente. Establecimos una rutina estricta de sueño, y en lugar de ponernos alarma para levantarnos, la pusimos para irnos a dormir. Esto mejoró nuestra energía, concentración y rendimiento general. La recuperación es el verdadero secreto del éxito.
4. Escuchar a Nuestro Cuerpo
Una de las lecciones más poderosas fue aprender a escuchar las señales de nuestro cuerpo. Tomarnos días de descanso cuando lo necesitábamos, o ajustar nuestros entrenamientos según cómo nos sentíamos, nos permitió evitar lesiones y mantenernos en óptimas condiciones. Con el tiempo, aprendimos a distinguir entre el cansancio normal y el dolor que podría estar indicando una lesión. La clave es respetar esos límites.
5. Entrenamientos Cruzados: Diversificar es Esencial
Para reducir el impacto en nuestras articulaciones y músculos, comenzamos a incorporar entrenamientos cruzados, como natación y ciclismo. Estos entrenamientos nos ayudaron a mantener nuestra condición física sin sobrecargar nuestro cuerpo. Además, fortalecieron nuestra base aeróbica, lo que mejoró nuestra resistencia y rendimiento en las carreras.
6. Constancia y Paciencia: El Secreto del Progreso
Finalmente, comprendimos que los resultados no ocurren de un día para otro. La clave está en la constancia y la paciencia. Decidimos establecer metas alcanzables a corto y largo plazo, y trabajamos día a día para cumplirlas. A veces es difícil mantener la motivación, pero cuando te enfocas en el proceso y no en la perfección, el progreso llega naturalmente. Las mejoras pequeñas, pero constantes, se traducen en grandes resultados.
Ahí lo tienen: estos fueron los 6 cambios fundamentales que hicimos en nuestra rutina y estilo de vida que nos ayudaron a mejorar nuestro rendimiento, alcanzar nuestras mejores marcas y disfrutar más del deporte. Cada uno de estos ajustes marcó una diferencia significativa en nuestra vida deportiva, y esperamos que estos consejos les sirvan a ustedes también en su camino hacia sus propios objetivos.
Recuerden que el éxito no es solo una cuestión de esfuerzo, sino de hacerlo de la manera correcta. Gracias por acompañarnos en este viaje. ¡Nos vemos en el siguiente post!